Trauma

Un trauma es una vivencia emocionalmente abrumadora que surge cuando una persona se enfrenta a una serie de eventos que superan su capacidad para afrontarlo.

El desencadenante puede ser un evento único o una serie de situaciones que la persona interpreta como una amenaza.

Es importante recordar que cada individuo procesa las experiencias de forma única, y lo que resulta traumático para una persona puede no serlo para otra. La percepción y el impacto emocional del evento dependen de factores personales. La historia previa, los recursos de afrontamiento y el contexto en el que ocurre puede ser clave.

El trauma puede afectar tanto a niños como a adultos, quienes experimentan una serie de reacciones comunes en los momentos posteriores a un evento traumático. Es habitual que surjan emociones intensas como el shock, el miedo y la tristeza, junto con dificultades para concentrarse y sensación de pérdida de control. En los niños, además, es frecuente observar cambios en la conducta y una mayor necesidad de apego y seguridad.

Afortunadamente, con el tiempo, la mayoría de las personas logra superar los efectos iniciales del trauma. El uso de estrategias activas de afrontamiento, junto con una red de apoyo social sólida, desempeñan un papel clave en la reducción de los síntomas y en la prevención de impactos prolongados en la salud mental. Se calcula que solo entre el 3% y el 10% de quienes enfrentan un evento traumático desarrollan síntomas persistentes, que pueden derivar en un trastorno de estrés postraumático (TEPT).

Como resumen, el trauma emocional y psicológico surge cuando enfrentamos eventos extremadamente estresantes que quiebran nuestra sensación de seguridad. Este tipo de trauma puede provocar una lucha constante con emociones perturbadoras, recuerdos persistentes y ansiedad difícil de controlar. También puede generar una sensación de desconexión, insensibilidad emocional y dificultad para confiar en los demás.