Es un trastorno mental complejo que afecta cómo las personas se sienten, piensan y manejan las actividades cotidianas. No es simplemente estar triste o tener un mal día, sino una condición persistente que puede durar semanas, meses o incluso años si no se trata.
Se caracteriza por una combinación de síntomas que incluyen:
- Estado de ánimo bajo o tristeza persistente.
- Pérdida de interés o placer en actividades que antes se disfrutaban.
- Cambios en el apetito o peso (aumento o pérdida significativos).
- Alteraciones en el sueño, como insomnio o hipersomnia.
- Fatiga o falta de energía.
- Sentimientos de inutilidad o culpa excesiva.
- Dificultad para concentrarse, pensar o tomar decisiones.
- Pensamientos recurrentes de muerte o suicidio.
Estos síntomas deben durar al menos dos semanas para ser diagnosticados como depresión y deben interferir con el funcionamiento diario de la persona.
¿Cómo se produce la depresión?
La depresión no tiene una causa única, sino que resulta de la interacción de múltiples factores biológicos, psicológicos y sociales. Aquí te explico los más relevantes:
1. Factores biológicos
- Neuroquímica: La depresión está asociada con desequilibrios en neurotransmisores como la serotonina, dopamina y noradrenalina. Estos químicos son responsables de regular el estado de ánimo, el sueño y el apetito.
- Genética: Existe una predisposición hereditaria a la depresión. Si tienes familiares cercanos con depresión, tu riesgo puede ser mayor.
- Inflamación y estrés oxidativo: Estudios recientes sugieren que la inflamación crónica y el daño celular también podrían contribuir al desarrollo de la depresión.
- Ejes hormonales: Alteraciones en el eje hipotálamo-hipófisis-adrenal, que regula la respuesta al estrés, pueden perpetuar síntomas depresivos.
2. Factores psicológicos
- Patrones de pensamiento negativos: Las personas con depresión suelen tener creencias y pensamientos disfuncionales, como «No soy suficiente» o «Nada cambiará». Este sesgo pesimista perpetúa el malestar emocional.
- Traumas o eventos vitales adversos: Experiencias difíciles, como la pérdida de un ser querido, abuso, negligencia en la infancia o estrés crónico, pueden predisponer a desarrollar depresión.
- Aprendizaje emocional: Algunos individuos aprenden estrategias inadecuadas para manejar las emociones, lo que los hace más vulnerables.
3. Factores sociales
- Aislamiento: La falta de apoyo social o relaciones interpersonales problemáticas puede ser un desencadenante.
- Estrés socioeconómico: Factores como desempleo, pobreza o conflictos en el entorno laboral o familiar incrementan el riesgo de depresión.